domingo, 23 de octubre de 2011

Virgen de Legrado - Cecilia Podestá

Nuestra sociedad se precia de haber desechado múltiples tabúes, desde las mujeres que exhiben sus orgasmos como en la inefable Sex and the city o las que con sumo desparpajo comentan con sus amigos o extraños que están o no con el periodo menstrual. Sin embargo, poco o nada se habla acerca del aborto legal o clandestino que según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alcanza números alarmantes: "Se estima que 46 millones de embarazos finalizan en un aborto inducido cada año y que casi 20 millones son inseguros."



Independiente de sí es ético, moral, ideal, beneficioso y una larga lista de etc., se trata de una realidad que, así queramos esquivar, nos golpea en la cara día con día. En este sentido, la obra de Cecilia Podestá (Ayacucho, 1981), que lleva por título "Virgen de Legrado" no sólo nos muestra a la misma Podestá envuelta como una virgen católica en una túnica blanca que revela su pubis y piernas manchadas de sangre, sino que nos muestra aquello que no estamos dispuestos a ver: a la mujer como un ser humano capaz de decidir sobre sí misma y no como una "deidad" que da o quita vidas.



El miedo inagotable al enfrentar esta decisión, la angustia desmedida de no saber adónde y a quién acudir y la certeza de saberse resignada al silencio de por vida, son algunos de los factores que deberían ser considerados intolerables para cualquier sociedad que se precie de defender y respetar los derechos fundamentales de la persona.



Si gusta o no, si es una ofensa contra el icono católico o no, si es o no es arte, no está en discusión en este post, ese debate se lo dejo a quien mejor le parezca, pero me parece importante poner énfasis sobre un punto que, a mi criterio, es sintomático: que tanto la obra como el escándaloso incidente ocurrido en el SIART de Bolivia-2011 han sido ignorados por los grandes medios peruanos. Esto refleja dos cosas: que en nuestro país poco o nada se difunde la trayectoria de artistas en general y noveles en particular (vale decir que Podestá no fue la única invitada a este evento) y que del aborto no se habla ni se escribe en los medios salvo si se descubre una clínica clandestina o si algún prelado le pide al Señor de los milagros que nunca-jamás permita que se legalice en nuestro país que no sólo es católico, señor Arzobispo de Piura y Tumbes.



Sea como fuere, Podestá ha demostrado valentía y compromiso al exponer(se) un tema tan doloroso y cotidiano, un drama actual al que algunos organismos -y no muchos- como DEMUS clama por poner fin. Para terminar, me viene a la memoria una cita de Sartre: "El arte puede decirse humanista porque el hombre vive inhumanamente".






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